En Salud Ocupacional y Ergonomía se debe considerar la opinión de los trabajadores (Parte II)

09.09.2016 15:32

Impacto en el ámbito laboral

 

Los problemas de salud prolongados y las enfermedades crónicas aumentan con la edad, principalmente debido a trastornos músculo-esqueléticos. Para el profesor Juhani Ilmarinen, del Centro de Investigación en Gerontología de la Universidad de Jyvaskyla, y del Instituto de Salud  en el Trabajo de Finlandia, la disminución de la habilidad de trabajo físico con la edad es clara: la capacidad cardiorrespiratoria y la fuerza muscular se reducen en un 1-2% anual partir de la treintena, siendo muy gravitante en los empleos con una elevada carga de trabajo físico, especialmente cuando se presentan malas posturas, manipulación de objetos pesados o tareas repetitivas. Por otro lado, también mejoran muchas otras funciones.

El gran triunfo del envejecimiento es el crecimiento mental y la perspectiva de vida. Destacan el pensamiento estratégico, la agudeza de ingenio, la consideración, la sabiduría, la capacidad de deliberar y escuchar, la capacidad de racionalizar, el control de la vida, la percepción global de las capacidades lingüísticas. Además, muestran más compromiso con el trabajo y son leales a su empleador, pues no les estimula mucho la rotación.

 

Como vemos, el envejecimiento mejora y fortalece a los trabajadores de edad avanzada de múltiples maneras. La participación en la vida laboral es, pues, un importante factor positivo del envejecimiento activo. Como cada generación tiene sus propias fortalezas y debilidades, es preciso identificar y utilizar mejor las fortalezas de los trabajadores de edad avanzada para hacer de ellos un activo valioso en los lugares de trabajo.

Aterrizando el caso a nuestro país, el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) y el INE estiman que en los próximos 10 años, el total de la población tendrá  más adultos mayores que jóvenes de hasta 15 años. Por ello, es vital que se vayan generando oportunidades en el mercado laboral. A su vez, las personas mayores tienen que estar abiertas  a aprender cosas nuevas y compartir, como un menor, su experiencia con los más jóvenes.

Si revisamos la tasa de accidentabilidad por grupo etario, existe una evidente constante: son los jóvenes de entre 15 y 24 años los que presentan las tasas más altas. Los mayores de 65, por el contrario,  presentan las menores. Esto se debe, entre otros factores, a las características positivas que surgen con la edad y que se describieron anteriormente (prudencia, experiencia, calma y una visión más clara de lo que es importante en la vida).

Creemos que el aumento de este grupo poblacional en el mercado del trabajo no traerá otra cosa que aspectos positivos, pues participando como mentores de los jóvenes (trabajo en duplas, por ejemplo, un menor de 24 años con uno mayor de 65), pueden resultar en una manera fructífera de organizar el trabajo, con la potencialidad de ser fundamental en la reducción de la tasa de accidentes en general y, sobre todo, la de los jóvenes.

 

Mucho se ha dicho en el último tiempo sobre las bajas pensiones que reciben los chilenos una vez que se jubilan. Qué duda cabe, son bajísimas y obligan a los adultos mayores a buscar otras fuentes de ingreso. Con la labor de la Comisión Bravo, si bien hubo diferencias abismantes en las propuestas, todos los consejos concordaron en el diagnóstico: no estamos bien. Lo que buscamos no es que los adultos trabajen porque quieren hacerlo por voluntad propia. Pero eso no será posible si los empleadores no adaptan la organización del trabajo en sus empresas a las características propias de la edad y si no se aplican programas preventivos de las enfermedades que se suscitan con el paso del tiempo. 

Fuente: Ernesto Evans (Presidente de la Asociación de Mutuales)

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